Por: Youby Jean Baptiste
Presidente
Instituto de Presencia Afroamericana
INTRODUCCION
Esta tarde nos reunimos en el ICA para reflexionar acerca de la
tierra entendida como territorio que está configurado por espacios
físico, cultural y social. Territorio que produce identidades y por lo
tanto construido por una diversidad que lo visibiliza. ¿El territorio se
construye? Pienso que si porque no es mero espacio físico ya que está
constituido por distintas maneras de vivir y de relacionarse
socialmente, pero sus constructores no son solo el hombre y la sociedad
sino también la acción de la naturaleza manifestada en sus ríos,
montañas, llanuras, plantas y animales. El antropocentrismo en el que
nos ha formado el sistema educativo vigente nos obliga a valorar solo el
protagonismo humano sesgando la mirada y produciendo una apreciación
injusta. Sé que los pueblos originarios siguen proponiendo actualmente
una equilibrada comunicación que tiene en cuenta las voces de los ríos,
de los vientos, y entre tantas voces también las humanas.
Después de esta aclaración pido permiso para que escuchen mi voz: Soy
Youby y hablo en mi territorio y a mi gente que son ustedes y creo que
al decir esto los estoy confundiendo ya que muchos en esta reunión a
causa de mi negritud me relacionaran territorialmente al África y a mis
hermanos afrodescendientes pero hay una historia de cinco siglos que no
podemos obviar y que cada pueblo o comunidad la vivió desde sus
experiencias. Cuando hablo de territorio debo referirme de manera
genérica por lo menos a 3 territorios: el negado, el impuesto y el
nuestro.
EL TERRITORIO NEGADO
Cuando me refiero al territorio negado es aquel que quedó ajeno a mi
vida. Aquel territorio entre tantos en África que me fue negado. La
causa principal de aquel despojo se llama esclavitud, otros pueden
ponerle otros nombres como por ejemplo avaricia europea, pero siempre
estarán relacionados con el comercio esclavista o negrero. Un día
trágico unos hombres blancos llegaron a mi comunidad negra y
secuestraron a mis antepasados, los embarcaron y los trasladaron a
América. Esa migración obligada no fue por nuestra voluntad, fue por
cacería humana realizada por los europeos o por traición de nuestras
autoridades. Por eso cuando hablo de territorio negado no me refiero a
que yo lo niego, sino que me fue negado por otros.
Seguramente mis
antepasados vivían felices en su territorio el que ellos construyeron y
el que los construyó a ellos. Escuché decir en el ICA que el hombre es
parte de la tierra, no es su dueño, es parte de ella. Ese día trágico le
robaron a ese territorio africano parte de sus hijos. Leí que esos
hermanos secuestrados venían hacinados en esos barcos, venían
encadenados, enjaulados, desesperados y desconcertados. Leí que algunos
se arrojaban al mar deseosos de volver a su pueblo. Muchos morían en la
travesía. Mis tatarabuelos sobrevivieron, vaya a saber que barco los
trajo y en qué lugar de América desembarcaron, vaya a saber cómo
llegaron ellos o sus hijos o sus nietos a Haití. Definitivamente atrás
quedaba el territorio negado.
EL TERRITORIO IMPUESTO
Ante los ojos de mis antepasados estaba el territorio impuesto, la
América colonial, el centro más fuerte del comercio esclavista. Para
ellos era un espacio extraño asociado totalmente a su condición de
esclavo. Un esclavo no pertenece al territorio aunque viva en él porque
la tierra no tiene esclavos, tiene hijos. El afrodescendiente en América
a medida que se relacionaba afectivamente con la tierra iba logrando su
liberación y también su condición filial con el terruño. No fue un
decreto de Lincoln ni de ningún senado o presidente el que logró la
liberación del negro, sino las luchas de estos y esa relación de
pertenencia con el territorio.
En el territorio impuesto no vivía la comunidad de origen, estaban
prohibidas las lenguas maternas y reprimidas las espiritualidades
africanas. Tanto el opresor europeo como los originarios oprimidos
tenían maneras de comunicarse y creencias distintas a las nuestras. Los
ríos, las montañas y los animales tenían voces diferentes a las que
tenían en África. La incomunicación consolidaba el territorio extraño y
viceversa.
En la esclavitud murió gran cantidad de hermanos negros entre los que
se encontraban seguramente algunos antepasados míos pero mis bisabuelos
sobrevivieron por eso en esta reunión pueden escuchar la voz de Youby.
Con el tiempo la cercanía madre-hijos de la tierra con el negro se fue
dando. Esa relación nunca fue sentida por el conquistador que se sentía
hijo de España, de Portugal, de Francia, de Inglaterra, de Holanda.
Hasta que la tierra de América se cansó y los expulsó…y nosotros nos
quedamos.
EL TERRITORIO NUESTRO
Ya no sentíamos la imposición de un territorio y necesitábamos luchar
por este espacio al que pertenecemos. No somos extraños a esta tierra y
debemos luchar por ella porque hay quienes actualmente quieren
despojarnos un territorio e imponernos otro. Lo del territorio negado
(despojado) y territorio impuesto no es una exclusiva del negro.
Cualquiera de ustedes que provienen de algún sector popular tiene en su
vida ese territorio negado y ese territorio impuesto. Ser consciente de
esto ayuda a discernir y colabora con la defensa del territorio propio.
No debemos aceptar ni despojo ni imposiciones.
El respeto por la diversidad es la esperanza de los sectores populares.
Las hegemonías prefieren lo homogéneo. Personalmente vengo de lo
popular: parte del África me viene de manera ancestral e influye en mi
manera de vivir y de pensar, pero toda América del Sur hace lo que soy y
mucho de lo que vivo y pienso lo aprendí de los hermanos aborígenes y
del trabajador que vive de su trabajo. No conozco, ni tengo posibilidad
de conocer, ni ganas tampoco, la voz de los poderosos, pero si reconozco
la voz de mi pueblo en Haití y la voz de este barrio cordobés y obrero.
Reconozco las voces de ustedes.
El territorio nuestro está configurado principalmente por los pueblos
originarios, por los afrodescendientes, por los sectores populares
descendientes de la inmigración europea y por todos aquellos nacidos
desde las inter relaciones de estos 500 años. Un territorio conformado
por varias identidades, por varias maneras de comunicarse pero que
reconocen las voces que se expresan.
Las identidades son sólidas en la medida que se relacionen afectivamente
con la tierra. Nuestras altas burguesías, llenas de intereses
personales, siguen aferradas al concepto de propiedad privada, por eso
no sienten la maternidad de la tierra sino el patrimonio que ella
representa; pertenecen a otro territorio. Sentirse hijos de la misma
madre eso se llama fraternidad, por eso yo negro me siento hermano de
ustedes y sé que este territorio es nuestro.
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