El día jueves 20 de agosto a las 10 de la mañana tuvo lugar el encuentro organizado por la Fundación Comisión Católica Argentina para las migraciones (FCCAM), cuya sede fue el CEMLA (Centro de estudios migratorios de Latinoamérica).
Si bien la convocatoria llevó el nombre “Encuentro sobre la problemática pluriétnica: Aproximación al Estudio y estrategias a desarrollar para una mejor integración de inmigrantes y refugiados del África Subsahariana”, en ningún momento se habló sobre la temática, de hecho el auditorio estaba compuesto por integrantes de distintas iglesias, todos blancos y argentinos con excepción de unos pocos africanos contados con los dedos de las manos.
La apertura la dio el presidente de la FCCAM, quién mencionó algunos salmos del Nuevo Testamento que dan cuenta de la igualdad entre todos los hombres, cabe aclarar que dicha fundación nacida hace 50 años, depende de la Iglesia Católica y es la única agencia que trabaja con ACNUR, de quién recibe fondos para desarrollar los proyectos de recepción y ayuda a los refugiados que llegan a la Argentina, no solo africanos sino de todas partes del mundo.
El segundo panelista fue el Dr. Hipólito Barreiro, médico clínico que residió durante 17 años en Liberia y posteriormente fue nombrado Embajador de Argentina en 5 países de África Occidental. Su testimonio, histriónico y polémico – como él mismo se definió- giró en torno a la superioridad racial del negro, a quién atendió por décadas en Liberia y que por dicha experiencia puede afirmar que tiene un cuerpo hermoso, perfecto y mas resistente que el del blanco.
Aparentemente fui la única sorprendida por estas declaraciones a las cuales califico de racistas, dado que el auditorio en el momento de preguntas no hizo mas que agradecer estas palabras y corroborarlas, como el mismo Victor Bille, inmigrante camerunés y residente en la Argentina desde hace 17 años, quien textualmente afirmó “comparto la fortaleza que tiene el africano en la supervivencia porque nadie ha sufrido tanto como el africano”.
Creí que en un encuentro organizado por la iglesia, la discusión no iba a girar en torno a quien es mejor que quien sino a dejar de lado las diferencias para una mejor integración, y mas si el testimonio era de un médico, quienes a lo largo de su carrera estudian que la genética de todos los hombres cambia de acuerdo a las personas, pero no de acuerdo a las “razas”, término en desuso al comprobarse científicamente que solo existe una raza que es la humana, y en todo caso las diferencias son étnicas… pero creo que el centro de mi preocupación no es terminológico sino ideológico, ya que creí que estas discusiones de la superioridad de unos sobre otros ya no estaban en debate.
En el único momento en que se habló de los africanos en la Argentina fue cuando al pasar mencionó que “vienen a la Argentina para juntar unos pesitos para mandar a sus pobres hermanos y padres para comer”. Si bien esta es una imagen extendida entre los argentinos, parece raro que un médico que vivió por tanto tiempo en África y que hasta fue nombrado embajador, la única imagen que pueda transmitir sea la de un continente aplastado por la pobreza donde la gente se escapa por el hambre, sin realizar un análisis mas profundo sobre las causas de dicha migración y la calificación de muchos de estos jóvenes que llegan a nuestro país con profesiones que los habilitan a realizar trabajos calificados y a los cuales por distintas razones que no analizaré aquí, pero creí que el encuentro sí iba a hacerlo, no pueden acceder.
Finalizó su exposición aclamando que “al negro hay que respetarlo porque es el que dio origen a la raza humana y reclama su lugar en el mundo porque es el primero, es bueno, es noble y por su gran cultura (suerte que no dijo folklore) y solidaridad…”.
Afortunadamente continuó el panelista Adelin Bertrand Ze, sacerdote y músico camerunés, quien dio una imagen mas amplia sobre lo que es el África hoy, su pasado y su presente. Explicó que si bien los gobiernos son democráticos y formalmente hay libertad, la clase dirigente no tiene hábitos democráticos en el ejercicio del poder, razón por la cual se perpetúan en los cargos. La población de los 53 países que alberga el continente ha aumentado en los últimos tres años en 75 millones, sin embargo la economía no crece y muchos jóvenes se dirigen a los centros urbanos para conseguir un trabajo que no está disponible y por lo tanto se lanzan a Europa. Pero todo ello es producto de una larga historia de esclavitud, colonialismo, descolonización y neocolonialismo al cual también aludió Victor Bille.
Para finalizar, en la etapa de preguntas, que como ya lo mencionara anteriormente, no fueron preguntas, pidió la palabra la Dra. Mónica Olmedo, quién se presentó como la Presidenta de la Asociación Casa Senegalesa, lamentando la falta de representación que tienen los senegaleses en Argentina al carecer de embajada, motivo por el cual “nosotros tratamos de unirlos y ayudarlos”.
Como si fuera poco, también pidió la palabra Sandra….. secretaria de la misma institución, quién continuó comentando los problemas de esta población, cuyo número ascendería a 2500 (sin mencionar la fuente del registro) y que se encontrarían en situación de riesgo por estar indocumentados. “hoy los senegaleses carecen de representación frente al Estado y la casa es para ser la voz de aquellos que no la tienen”… ¿No se los estará subestimando a estos “africanitos” que son mejores genéticamente pero al parecer no pueden hablar? ¿Será que además de ser pobres y no tener para comer tampoco pueden juntarse solos y necesitan de los blancos buenos para agruparse?.
Como interesada en la temática de la inmigración senegalesa en Argentina no puedo negar las problemáticas que sufren en su inserción sociolaboral en nuestro país, pero creo que generalizar su situación a todo el colectivo, subestimarlos y victimizarlos para actuar en nombre de ellos, en mi humilde opinión, no es la solución.
Por: Gisele Kleidemarcher
Licenciada en Sociología
Si bien la convocatoria llevó el nombre “Encuentro sobre la problemática pluriétnica: Aproximación al Estudio y estrategias a desarrollar para una mejor integración de inmigrantes y refugiados del África Subsahariana”, en ningún momento se habló sobre la temática, de hecho el auditorio estaba compuesto por integrantes de distintas iglesias, todos blancos y argentinos con excepción de unos pocos africanos contados con los dedos de las manos.
La apertura la dio el presidente de la FCCAM, quién mencionó algunos salmos del Nuevo Testamento que dan cuenta de la igualdad entre todos los hombres, cabe aclarar que dicha fundación nacida hace 50 años, depende de la Iglesia Católica y es la única agencia que trabaja con ACNUR, de quién recibe fondos para desarrollar los proyectos de recepción y ayuda a los refugiados que llegan a la Argentina, no solo africanos sino de todas partes del mundo.
El segundo panelista fue el Dr. Hipólito Barreiro, médico clínico que residió durante 17 años en Liberia y posteriormente fue nombrado Embajador de Argentina en 5 países de África Occidental. Su testimonio, histriónico y polémico – como él mismo se definió- giró en torno a la superioridad racial del negro, a quién atendió por décadas en Liberia y que por dicha experiencia puede afirmar que tiene un cuerpo hermoso, perfecto y mas resistente que el del blanco.
Aparentemente fui la única sorprendida por estas declaraciones a las cuales califico de racistas, dado que el auditorio en el momento de preguntas no hizo mas que agradecer estas palabras y corroborarlas, como el mismo Victor Bille, inmigrante camerunés y residente en la Argentina desde hace 17 años, quien textualmente afirmó “comparto la fortaleza que tiene el africano en la supervivencia porque nadie ha sufrido tanto como el africano”.
Creí que en un encuentro organizado por la iglesia, la discusión no iba a girar en torno a quien es mejor que quien sino a dejar de lado las diferencias para una mejor integración, y mas si el testimonio era de un médico, quienes a lo largo de su carrera estudian que la genética de todos los hombres cambia de acuerdo a las personas, pero no de acuerdo a las “razas”, término en desuso al comprobarse científicamente que solo existe una raza que es la humana, y en todo caso las diferencias son étnicas… pero creo que el centro de mi preocupación no es terminológico sino ideológico, ya que creí que estas discusiones de la superioridad de unos sobre otros ya no estaban en debate.
En el único momento en que se habló de los africanos en la Argentina fue cuando al pasar mencionó que “vienen a la Argentina para juntar unos pesitos para mandar a sus pobres hermanos y padres para comer”. Si bien esta es una imagen extendida entre los argentinos, parece raro que un médico que vivió por tanto tiempo en África y que hasta fue nombrado embajador, la única imagen que pueda transmitir sea la de un continente aplastado por la pobreza donde la gente se escapa por el hambre, sin realizar un análisis mas profundo sobre las causas de dicha migración y la calificación de muchos de estos jóvenes que llegan a nuestro país con profesiones que los habilitan a realizar trabajos calificados y a los cuales por distintas razones que no analizaré aquí, pero creí que el encuentro sí iba a hacerlo, no pueden acceder.
Finalizó su exposición aclamando que “al negro hay que respetarlo porque es el que dio origen a la raza humana y reclama su lugar en el mundo porque es el primero, es bueno, es noble y por su gran cultura (suerte que no dijo folklore) y solidaridad…”.
Afortunadamente continuó el panelista Adelin Bertrand Ze, sacerdote y músico camerunés, quien dio una imagen mas amplia sobre lo que es el África hoy, su pasado y su presente. Explicó que si bien los gobiernos son democráticos y formalmente hay libertad, la clase dirigente no tiene hábitos democráticos en el ejercicio del poder, razón por la cual se perpetúan en los cargos. La población de los 53 países que alberga el continente ha aumentado en los últimos tres años en 75 millones, sin embargo la economía no crece y muchos jóvenes se dirigen a los centros urbanos para conseguir un trabajo que no está disponible y por lo tanto se lanzan a Europa. Pero todo ello es producto de una larga historia de esclavitud, colonialismo, descolonización y neocolonialismo al cual también aludió Victor Bille.
Para finalizar, en la etapa de preguntas, que como ya lo mencionara anteriormente, no fueron preguntas, pidió la palabra la Dra. Mónica Olmedo, quién se presentó como la Presidenta de la Asociación Casa Senegalesa, lamentando la falta de representación que tienen los senegaleses en Argentina al carecer de embajada, motivo por el cual “nosotros tratamos de unirlos y ayudarlos”.
Como si fuera poco, también pidió la palabra Sandra….. secretaria de la misma institución, quién continuó comentando los problemas de esta población, cuyo número ascendería a 2500 (sin mencionar la fuente del registro) y que se encontrarían en situación de riesgo por estar indocumentados. “hoy los senegaleses carecen de representación frente al Estado y la casa es para ser la voz de aquellos que no la tienen”… ¿No se los estará subestimando a estos “africanitos” que son mejores genéticamente pero al parecer no pueden hablar? ¿Será que además de ser pobres y no tener para comer tampoco pueden juntarse solos y necesitan de los blancos buenos para agruparse?.
Como interesada en la temática de la inmigración senegalesa en Argentina no puedo negar las problemáticas que sufren en su inserción sociolaboral en nuestro país, pero creo que generalizar su situación a todo el colectivo, subestimarlos y victimizarlos para actuar en nombre de ellos, en mi humilde opinión, no es la solución.
Por: Gisele Kleidemarcher
Licenciada en Sociología
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