El “Día de África”
se celebró el último jueves 30 de mayo en el Ministerio de Relaciones
Exteriores y Culto de la Nación,
en un encuentro que reunió a embajadores de los países africanos, funcionarios
diplomáticos nacionales, miembros de la comunidad africana residente en el país
y afrodescendientes. En el 50º aniversario de la fundación de la Organización de la Unidad Africana (OUA)
–organismo que impulsó a partir de la década del ´60 en Addis Abeba, Etiopía, la
unidad, la cooperación y la erradicación del colonialismo, y que fue reemplazado
en 2002 por la Unión
Africana- el
continente africano se ha transformado de manera significativa.
En el salón Manuel
Belgrano, las palabras de bienvenida estuvieron a cargo del secretario de
Relaciones Exteriores de la
Cancillería argentina, embajador Eduardo Zuain, quien se refirió
al por qué de la elección del 25 de mayo como “Día Mundial de África” y explicó
que OUA nació en 1963 con la inmensa tarea y responsabilidad de “promover la
unión y la solidaridad entre los pueblos de un continente, que luchaba por
acabar con todas las formas de dominio y explotación a las cuales eran
sometidos sus hombres por parte de las potencias imperiales”. En este sentido,
comentó que “los ecos de aquellas luchas épicas –forjadas por nombres como
Nelson Mandela o Patrice Lumumba, entre otros- lejos de limitarse al continente
africano, resonaron con fuerza en el mundo entero y sirvieron de ejemplo a
millones de hombres y mujeres que, desde otras latitudes, también luchaban por
conquistar sus derechos”. Sin duda, la creación de la entonces OUA marcó un
antes y un después en la historia de todo el continente africano, como
organismo que bajo la lucha política peleó por la soberanía de los pueblos del
continente; batalla que provocó que la palabra “descolonización” fuera unos de
los ejes centrales de debate en la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
África se mueve, y
por eso hoy el siglo XXI encuentra al continente africano en un lugar muy
distinto. “Si acaso ayer la lucha fue por la descolonización, hoy lo es por el
desarrollo de sus pueblos, centrando sus energías en consolidar la paz y la
seguridad”, sostuvo el secretario de Relaciones Exteriores de la Cancillería argentina.
En lo que refiere al actual contexto de crisis económica internacional, la
primera década de este siglo vio crecer al conjunto de estados africanos “dos
puntos por encima de la media mundial, mientras que el producto per cápita
creció más del 150 por ciento en los últimos diez años”, dijo Zuain. “Más aún,
las proyecciones para 2015 señalan que de las diez economías que más crecerán,
siete serán africanas, añadió.
Asimismo, expresó
que “Argentina tiene a África dentro de sus prioridades en política exterior,
prioridad que se constata en la intensificación del diálogo político de alto
nivel, con cada vez más estados del continente, la celebración de acuerdos, la
ampliación de cooperación, la realización de funciones comerciales y la
apertura de nuevas embajadas argentinas en el continente africano”.
Argentina no sólo
tiene en sus raíces a los pueblos indígenas originarios, sino a miles de
inmigrantes africanos que llegaron a este país producto de la servidumbre. “La
ley de liberación de vientres en 1813 –que liberó a los esclavos nacidos en
otro territorio- y la abolición definitiva de la esclavitud, con la Constitución Nacional
en 1853, fueron los primeros pasos destinados a incorporar a los africanos y
sus descendientes en la sociedad argentina”, indicó Zuain. Sin embargo, el
fenómeno migratorio se renueva en este siglo con la llegada de miles de
africanos que aportan desde su cultura y su trabajo, para consolidar el
progreso de este país. De esta manera, Zuain concluye que “África está en
movimiento y será nuestra tarea, para las próximas décadas, mantener el ritmo
para seguir esos pasos. ¡Viva la Unión
Africana! ¡Viva América Latina!”.
Luego, subió al
escenario el embajador de la República
Argelina Democrática y Popular en la Argentina y decano del
grupo de embajadores africanos, Benaouda Hamel, quien expresó que celebramos el
50º aniversario de un acontecimiento que “daría a luz un futuro brillante, al
salir de la colonización”. En este sentido comentó que “durante mucho tiempo
África permaneció en la sombra, saliendo a la luz solamente de manera marginal,
con su costa oeste desangrada por la trata de esclavos, condenados a una larga
noche inhumana”.
“La empresa
colonial no se contentaba con pisar África, no era suficiente despojar a la
víctima de sus bienes, había que –además- herirla, negándola. Es decir, negándole
el derecho a ser humana”, opinó el representante argelino. De esta manera,
Hamel llamó a la reflexión y propuso repensar el presente sin remordimientos ni
arrepentimientos, con los ojos bien abiertos y la voluntad tendida en el
porvenir, postura que compartían y fomentaban los padres fundadores de esta
África plural y unida.
“África y los
africanos saben sobre el estado de derecho, la buena gobernanza, el respeto de
las libertades y de los derechos humanos. África está lista para recuperar su
lugar entre los grandes conjuntos continentales”, señaló Hamel.
Por último, el
representante argelino destacó que “más allá del lazo histórico-cultural de
sangre que une a la
Argentina con África, ambos tienen un fuerte potencial
económico de naturaleza complementaria, que puede contribuir al desarrollo de
los respectivos pueblos”, objetivo en el que trabajan los embajadores.
Poco después de las
palabras de Hamel, una pantalla gigante dispuesta sobre el escenario mostró una
proyección de distintos momentos que se han vivido en el Segundo Festival Cultural
Panafricano de Argel, que reúne como hace más de 40 años
a centenares de músicos, bailarines africanos. Allí, un recorrido sobre la
historia del continente: desde la esclavitud y el sometimiento, hasta el surgimiento
de movimientos independentistas y la liberación del enclave colonial.
Concluido el acto
en el salón Manuel Belgrano, fue el turno de pasar a un salón contiguo donde
las mesas con canapés y platos típicos de países africanos deleitaron a los
concurrentes. Por supuesto no podía faltar un brindis, las fotos y el apretón
de manos. Aunque la mayor de las sorpresas se la llevó la música y el baile propuesto
por un grupo de nigerianos, que no sólo colorearon la tarde con su ritmo y
cordialidad, sino también con sus brillantes atuendos.
Por: Sabrina Améndola
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