Entrevista Nengumbi con Paul Byrne

Buenos Aires, Argentina Diciembre 2009

miércoles, 26 de octubre de 2011

IARPIDI participó de la II Jornadas del GEALA







Afro-argentinidad – Activismo - Academia


Quisiera aprovechar la oportunidad que me brindan las segundas Jornadas de Estudios Afrolatinoamericano para hablar de un tema que a mi juicio reviste una importancia capital, el cual es tratado aquí: La afro-argentinidad. Por lo tanto, quiero referirme al componente afro de la identidad argentina, componente identitario por un lado permanentemente rechazado, y por otro lado, aceptado por la sociedad argentina, para luego vincularlo con el activismo y la academia.

Respecto a la afroargentinidad, está suficientemente comprobada la presencia afro en este país, presencia cuyo origen se sitúa en el siglo 16, más o menos alrededor de los años 1536 y relacionada con la esclavitud. De acuerdo a la investigación realizada por la Universidad de Tres de Febrero, en el marco de la prueba piloto de 2005 con la financiación del Banco Mundial y la colaboración del INDEC, la población argentina tenía según el censo de 1778 la siguiente configuración en relación a la poblacional negra:
San Luis: 9%
Jujuy: 13%
San Juan: 16%
La Rioja: 20%
Mendoza: 24%
Santa Fe: 28%
Buenos Aires: 30%
Tucumán: 42%
Córdoba: 44%
Salta: 46%
Catamarca: 52%
Santiago del Estero: 54%

Los/las primeros/as afroargentinos/as son los/as afrodescendientes argentinos/as, es decir descendientes de los primeros africanos/as que habitaron el suelo argentino. A ellos/as se le suman las distintas corrientes migratorias y sus descendientes. De este modo, la afroargentinidad se compone de afrodescendientes argentinos/as; afrodescendientes de otros países de América; afroargentinos/as descendientes de inmigrantes de países africanos (Cabo Verde, Nigeria; Senegal, Mali, Costa de Marfil, Congo, Angola, Camerún, Ghana, Liberia, etc.); y Afroargentinos/as por naturalización e inmigrantes africanos/as.

Lamentablemente este colectivo siempre fue víctima del racismo en la sociedad Argentina y esto en distintas modalidades dependiendo de las épocas. El racismo hacia la población afro siempre estuvo presente y lo sigue estando. Esto implica una violación permanente y sistemática de derechos de los/las integrantes de la comunidad afro. Cabe señalar que la finalidad del racismo es menoscabar o disminuir el goce de los derechos humanos de las víctimas. Debido a esto, algunas de las víctimas se ven en la obligación de luchar por sus derechos y contra un racismo cuya existencia siempre se ha negado.

Esta lucha se concreta a través de acciones o actividades sostenidas con la intención de efectuar cambios de índole social o política, y esto puede considerarse como el activismo afro en Argentina. La característica de esta lucha es que está a cargo de muy pocas organizaciones afro con particularidades muy específicas que complican la lucha contra el racismo o, hasta cierto punto, la debilitan. Por eso considero que todavía hace falta un trabajo de concientización para que se alcance el impacto que debe generar los cambios deseados.

Es merecedor señalar que paralelamente al activismo de la comunidad afro, sigue existiendo el de la negación de la afroargentinidad, es decir el activismo por la permanencia del racismo, y, esto viene de distintos sectores de la sociedad argentina sin excluir un gran sector de la academia, que en el pasado ha jugado el rol protagónico en la formación del imaginario nacional argentino, como lo señala Alejandro Solomianski en Identidades secretas: la negritud argentina, donde plantea que “permanentemente hubo un grupo opresor (Euro-argentino) identificado con un concreto sistema ideológico-cultural(euro centrista capitalista) y diversos grupos oprimidos”1. El autor sigue y dice: “en gran medida la historia de la negritud argentina es también la historia de la blanquedad argentina, aunque no queramos verla en tanto tal o aunque ésta se nos auto presente, como la única argentinidad”2.
La buena noticia es que en los últimos años, una parte de la Academia está involucrada en una suerte de activismo que apunta a darle visibilidad al racismo argentino, para que se pueda contrarrestar su impacto negativo en la vida de las víctimas. Considerando que la academia es una institución cuyo rol es “el fomento de una actividad cultural (literatura, lengua, música, danza) o científica (promoción de una ciencia o alguna especialidad determinada)”3, sería importante que su protagonismo en esta etapa del activismo por la afroargentinidad sea un posicionamiento explícito en pos de la reconstrucción de la verdadera identidad nacional argentina, la real, la permanente, de siempre y la única; es decir, pueblos originarios, eurodescendientes y afrodescendientes sin dejar de lado a la inmigración asiática y africana de los últimas décadas.

Esta nueva etapa de lucha contra el racismo requiere un mayor entendimiento respecto a las manifestaciones contemporáneas del mismo, como lo señala el relator de la Naciones Unidas experto en la materia. Al respecto, se plantea entonces lo siguiente:

Lo primero que hay entender es que el racismo es un legado de la esclavitud y el colonialismo y que actualmente se manifiesta más en forma de xenofobia.

En segundo lugar tener presente que el trato inhumano que han recibido los/las africanos/as mediante la trata de esclavos, la colonización y luego por el racismo post colonial ha sido declarado delito de lesa humanidad en la Conferencia de Durban (2001).

En tercer lugar saber cuáles son las herramientas jurídicas disponibles para combatir el racismo y la xenofobia (Declaración Universal de los Derechos Humanos, Convención Internacional sobre la Eliminación de todas las Formas de Discriminación Racial, Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales, Convención Americana sobre Derechos (Pacto de San José), Convención sobre la Eliminación de todas las Formas de Discriminación contra la Mujer, Resoluciones y Recomendaciones de la Conferencia de Durban de 2001, Constitución Nacional Argentina, Plan Nacional de Lucha contra la Discriminación – Ley, La Ley de Actos Discriminatorios (23.592) .

En cuarto lugar hay que tener en cuenta que los reclamos y reivindicaciones por la justicia social hay que dirigirlos al Estado Argentino, garante de los derechos humanos de todos/as los/las habitantes.

En quinto lugar, saber cuales son los factores que pueden interferir en el activismo contra del racismo, la discriminación racial y la xenofobia (negritud, blanquedad, ceguera racial, racismo de todos los días, asimilación, integración, diversidad, etc.).

Por último, valernos de todo lo arriba mencionado en nuestro activismo en pos de la justicia social a favor de la comunidad afro (derechos políticos, civiles, económicos, sociales y culturales).

El activismo por la afroargentinidad es la responsabilidad de todos, pero sobre todo, de las autoridades cuyos próceres nos dejaron el legado de la identidad imaginaria nacional que excluía y que todavía sigue excluyendo al no europeo. Sin embargo, se sabe que tal voluntad todavía no se encuentra en el seno de la actuación de las autoridades, y por implicancia lógica, la responsabilidad es de las víctimas. Es en este contexto que éstas últimas deben recibir el apoyo y acompañamiento de otros sectores de la sociedad como la academia.

El reclamo por la afroargentinidad debe basarse sobre los aportes de los afros en este país por un lado, y por el otro sobre las injusticias sufridas, y esto con la mayor participación harmoniosa y constante de integrantes de la comunidad.

La academia que está acompañando esta lucha debería producir más literaturas que demuestren los mecanismos de la construcción y la permanencia de la identidad hegemónica blanca en Argentina. Esto ayudaría a promover una educación que genere conciencia de que la verdadera identidad argentina incluye a todos los grupos que conforman la población nacional.

Nengumbi Celestin Sukama
Presidente - IARPIDI

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