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Buenos Aires, Argentina Diciembre 2009

viernes, 24 de abril de 2009

Las identidades sudafricanas en la tarima: una fuerte tríada de lo mejor del teatro contemporáneo de Ciudad del Cabo.

Por Nicolás Fernández Bravo



Posiblemente pase un buen tiempo antes de que la nutrida cartelera teatral de Buenos Aires, vuelva a tener sobre el escenario algunas de las obras que hasta el lunes 27 de Abril se presentan en el Auditorio Astor Piazzolla, del Centro Cultural Borges. Los trabajos abordan situaciones traumáticas y proclives a interpretaciones trilladas en el campo ‘africanista’: los conflictos de parentesco, los vínculos sociales racializados y los desplazamientos de refugiados. Pero las obras que componen el Primer Festival de Teatro Sudafricano del Proyecto 34°S, [toda la programación en www.proyecto34s.com] logran sumergir a los espectadores en una de las más innovadoras representaciones africanas sobre la memoria, la identidad y la historia que el público porteño pueda llegar a ver.

La compañía de creadores teatrales sordos y oyentes From the Hip: Khulumakahle, presenta una obra completamente original en su despliegue actoral. Gumo necesita ser entendida en el marco de las relaciones sociales racializadas que desarrolló el apartheid a partir de la implementación de un brutal sistema de clasificación de la diversidad, en donde la sola posibilidad de una descendencia mestiza era una ilegalidad que debía ser escondida a toda costa – incluso en la cocina de la casa. Ambientada en una oscura taberna de juego, machismo y violencia, la escenografía recrea brillantemente un clima de opresión y sometimiento. El papel de Rob Murray es sublime, con un juego del cuerpo y un dominio de la escena de extraordinario virtuosismo. Las destacadísimas actuaciones de Marlon Snyders y Lizel de Kock encuentran en el diálogo facial una expresividad fuera de lo común, y permiten entrever las fisuras que cotidianamente la población encontraba para resistir a las inverosímiles formas del control social de esos años. Fruto de un esmerado trabajo con actores sordos y oyentes, el cuarteto que también integra Lysander Barends, logra impactar por el profesionalismo de su trabajo en equipo.

La deslumbrante actuación de Renos Nicos Spanoudes en el papel de Dimitri Tsafendas – el descendiente de padre griego y madre afroportuguesa que asesinara a puñaladas al Dr. Henrik Verwoerd, ideólogo de los tristemente célebres bantustanes – hace que Living in Strange Lands, acaso sea la mejor obra del Festival. El impecable texto que narra la construcción de una persona “sin grupo”, trasciende las barreras particulares de la irracionalidad del segregacionismo sudafricano, para colocar las preguntas sobre la identidad y el hogar en una geografía universal. La maestría con la que Spanoudes interpreta la duda radical sobre la locura, nos transporta al núcleo mismo de los sistemas de clasificaciones que aún hoy guían el accionar que se esconde detrás del control de todo Estado. Es evidente la impronta del trabajo de investigación a cargo de Anton Kruger (Imaginary Stage), el cual logró combinar magistralmente la rigurosidad histórica, con una espléndida teatralización freudiana.

Por último, las articuladas actuaciones de Faniswa Yisa y Jennie Renzek en Every Year, Every Day, I am walking (Magnet Theatre), actualizan el devenir de los refugiados y desplazados a partir de una historia de viaje constante – territorial e interno. La versatilidad con que Renzek se desplaza entre su papel de madre y maestra, es en sí misma una metáfora de los desafíos de cualquier migración, al tiempo que la conmovedora interpretación de Yisa como Aki – una niña refugiada en constante búsqueda de su hermana Ernestine – parece recordarnos que las musicalidades de Cape Town y las desbordadas maestras sudafricanas, se encuentran mucho más cerca del Río de la Plata que la distancia marcada en los 34° de latitud sur.

En un momento de auge de la movida Afro en Buenos Aires, las obras del Proyecto 34°S son una bocanada de aire fresco para todos los que disfrutamos – y a veces también, criticamos – las representaciones y los imaginarios sobre “África” que circulan por las callecitas de Buenos Aires. Qué se yo: este admirable esfuerzo montado en forma independiente por Nikki Froneman y su equipo multinacional, merece el acompañamiento de quienes disfrutan del buen teatro y se atreven a sorpresas transculturales de altísimo nivel y profunda reflexión humana.

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