Por: Sergio Francano
¿Veo veo….?
Negra
siempre he sido,
como
si negarlo, pudiera;
desde
las raíces hasta el alma,
desde
el cielo hasta mis ancestras,
desde
el nuevo horizonte
hasta
las montañas que me esperan.
(...)
Negra
siempre he sido,
como
negarlo, si quisiera,
porque
he sido magia, revolución y resistencia.
Este
fragmento es parte de un poema de Jazmín
Reyes. Ella vive en Lima, Perú y se define en @poetafrofeminista, su cuenta
de Instagram, como “Poeta, activista afrofeminista, negra disidente, gorda y
libre”. Con ella y con otros dos entrevistados hemos conversado sobre racismo y
discriminación racial con el fin de intentar entender una práctica que todos
ejercemos y de la que, si no sos víctima de ese maltrato, no te das cuenta que
haces: hablamos de los microracismos.
Jazmín
es afrodescendiente y tiene un vínculo muy fuerte con sus raíces africanas, sin
embargo, sus problemas con el racismo tienen que ver con otros elementos:
Todas las experiencias que tengo, en relación al racismo, el filtro
principal ha sido el color de piel. Entonces, soy afrodescendiente, también
entiendo que hay afrodescendientes de piel clara, pero yo me considero una
mujer negra, básicamente basado en mis características físicas, mi color de
piel, mi cabello, la forma de mi cuerpo, todo eso como que ha englobado
toda mi experiencia.
Nengumbi
Celestin Sukama vive en Buenos Aires,
Argentina y es el fundador del Instituto Argentino Para la Igualdad, Diversidad
e Integración (IARPIDI). Nació en la República Democrática del Congo y vive en
Argentina desde 1995. Él nos explica porque es necesario el termino
afrodescendiente y suma una disidencia:
El termino afrodescendiente nace en una cumbre realizada Santiago de
Chile, en agosto del 2000, mientras se prepara la tercera Conferencia Mundial contra el Racismo, la
Discriminación Racial, la Xenofobia y las Formas Conexas de Intolerancia, que se llevó a cabo en Durban, Sudáfrica, del 31 de agosto al 8 de septiembre de 2001. En esa cumbre, los/las descendientes de esclavizados/as africanos/as
deciden que, de acá en más se llamaran afrodescendientes, para sustituir a
todas las otras denominaciones negativas, estigmatizantes, peyorativas que les
daban personas de ascendencia europea sin tener derecho a hacerlo. Pero sabemos
cómo funciona la supremacía racial, y es sobre
esta base que nacen términos
como "negro", "Moreno", "Negrito",
"Morocho", etc.
En cuanto al termino afrodescendiente, este último no hace hincapié sobre
el color de la piel, lo cual es política y humanamente correcto. Obviamente con
el racismo, cuanto más oscura sea la piel, más se nota que la persona es de
descendencia africana, por tanto, más alto será el nivel de racismo en cuanto a
privación o acceso a derechos. También existen los/las africanos/as, como es mi
caso. Yo nací en la República Democrática del Congo, No tengo ninguna
vinculación con la esclavitud, no soy afrodescendiente, soy congoleño y africano.
Soy también afroargentino por tener la nacionalidad argentina, pero no soy
afrodescendiente argentino.
Ariana Cantillo es colombiana,
vive en Cartagena y escribe en su blog “La Afrocolombiana”. Ella entiende que,
el racismo tiene su raíz en la cultura:
De alguna forma, uno confía en lo que se ve más conocido para uno. Si no estás
acostumbrado a lidiar con personas de piel oscuras, como lo quieras llamar y
solo tengas una referencia de ese tipo de personas, que es normalmente la de
ratero, la mentirosa, la puta, entonces seguramente nunca le vas a dar la
oportunidad a que encaje más con esa descripción.
En el caso de la
Argentina, la cultura se aferra la idea
de que a este país lo hicieron los inmigrantes, pero no cualquier inmigrante.
Se construye en base a la cultura europea, invisibilizando a los africanos y a
los nativos. Nengumbi nos dice:
El artículo 25 de la Constitución dice que Argentina fomentará la
inmigración europea, porque Argentina quiso ser un país biológica y
culturalmente europeo, es decir blanco, aunque blanco no existe, porque blanco
es el color de esta hoja, entonces es una construcción ideológica, política y cultural,
para darle nombre y sentido a esa jerarquía racial que habían inventado.
Lo cultural es lo
propio, lo nuestro, lo que somos, nuestra esencia. Es así que la cultura
racista se hace carne incluso en las personas que sufren discriminación racial.
Jazmín nos cuenta su experiencia familiar:
Mi papa no decía que era afro, ni que era negro, era como que se sabía
cuando nos mirábamos al espejo, pero no era que lo decía abiertamente. Además,
como no tuve mucha vinculación con mi familia afro, con la familia de mi papa,
tampoco tuve esa conexión. Pero al mismo tiempo recibía mensajes de mi papa,
diciéndome exactamente que tenía que estudiar más, porque soy negra y que a las
personas negras la discriminan y piensan que no pueden ser inteligentes,
entonces recibir esos mensajes de mi papa era recibir una gran presión por ser
siempre la mejor en el colegio, ser siempre la mejor en la universidad porque
era lo que me tocaba de alguna manera. Como que te das cuenta de que son
mensajes de que, si eres negra tienes que destacar, pero al mismo tiempo de no
hablar de nuestra negritud como símbolo de orgullo.
Sin embargo, todos
nuestros entrevistados entienden que los prejuicios son la base del racismo y de
la discriminación racial. Por eso, han intentado reivindicar su identidad afro
desde sus propios cuerpos. Jazmín y Ariana nos dan como ejemplo, que ellas se
reivindican dejándose crecer el pelo natural, y la última de ellas nos aclara:
Yo creo que la mejor manera de uno como negro reivindicarse es dejar de
juzgarnos entre nosotros mismos. Por ejemplo dejar de suponer que un muchacho
monito que viene por la calle es un atracador o dejar de suponer que de pronto
porque una persona sea de piel oscura pertenece a cierto estrato social, de pensar que porque alguien es negro es
pobre, ese concepto está completamente fuera de tiempo. ¿Qué otra cosa puede
hacer uno para reivindicarse? Eso, internamente no sentirte menos ¿Entiendes?
porque hay personas que se sienten menos capaces, menos inteligentes por el
hecho de ser moreno. Yo creo que eso es como el inicio de todo es para empezar
a reivindicarte con tu raza, primero tienes que darte valor a ti mismo, como
afrodescendiente y no pensar que vales menos que otra persona o que le debes
nada a alguien.
A pesar de su
búsqueda y su reivindicación como africanos y afrodescendientes, la cultura
racista esta tan arraigada que ha llegado al punto de volverse invisible,
Pequeñas frases o acciones que ejecutamos sin darnos cuenta de que estamos
siendo racistas. Jazmín nos da unos ejemplos:
Creo que lo más fácil que se me ocurre del microracismo es esta acción de
cuando te tocan el cabello, por lo menos a mí, como que te dicen "ay, qué
bonito esta" y ya te lo tocaron sin el permiso, y eso me ha generado mucha
molestia, me hace mucho ruido esa sensación. Yo lo entiendo como que tu propia
identidad, tu propia expresión de pertenencia entonces la otra persona tiene
ese poder de poder tocártelo en el momento en que lo desee.
Los microracismos o
racismo invisibilizados o naturalizados, son parte de nuestra vida cotidiana y
afectan muchísimo a las personas que lo padecen. Nengumbi, profundiza un poco más
en el tema:
Lo micro constituye la base de lo macro. Lo macro es el conjunto de lo
micro. Cuando te dicen “negrito”, “lo digo con cariño no es para ofender” y
quieren insistir e insistir o “morochito”, “morocho”, “es con cariño”, “no es
para ofender”, insisten, insisten, “el día se puso nublado” porque vio a un
africano, “debe estar por llover”, en un día soleado, “en cualquier momento
llueve”.
Fanón desarrolló muy bien el tema de la exotizacion que hicieron los
europeos, el afro es objeto sexual, ya sea el varón o la mujer. "Oh, mira
ese negrito, que tiene músculos grandotes", "mira, como me gustaría
darle a esa negrita". Todo eso forma parte de lo que se llama
Microracismo. Otro ejemplo es cuando preguntan a una persona afro ¿de dónde sos?,
olvidando que Argentina tiene presencia afro desde el siglo XVI.
Superar los microracismos
requiere de cada uno de nosotros un compromiso de deconstrucción, poder
desarmar lo que para nuestras sociedades es normal y lastima a otros seres
humanos iguales a nosotros. Es un proceso por el que tenemos que pasar todos.
Ariana se refiere a esto, y destaca una cuestión importante:
Fíjate que ese concepto de reivindicarse uno como negro es un proceso
interno. No es algo que tu veas todo el tiempo en la calle diciendo "Soy
negro orgulloso", es una cuestión personal, netamente personal y hay
muchas personas que, aquí en Colombia que no lo han tomado así. Está bien,
están mostrando de alguna forma el orgullo de pertenecer a una raza, pero se ha
tornado como una especie de campaña agresiva ante cualquiera que no sea negro,
un contexto anti-cualquiera que no sea negro. Y es un error, un error que
bueno, no solo cometen los lideres afrodescendientes sino muchos otros líderes
sociales de algunos temas.
Sobre este mismo
punto, Jazmín profundiza:
Es como una lucha entre el ego y la colectividad. Se está viendo porque,
por un lado, la sociedad está reaccionando por la justicia social, por la liberación de las mentes, de los
pueblos, de las estructuras que están cayendo y, por otro lado, las mismas
estructuras de poder no quieren caerse. Creo que mi análisis sería más como que
es un conflicto, como que están en peleas y creo que al final si no se
resuelven sus propios egos, o se cuestionan deconstruir sus egos, realmente va
a afectar mucho a la colectividad, puede afectar mucho a lo que se pueda hacer
de manera social, los pueblos.
Nengumbi considera
que la solución no debería consistir en sustituir un poder por otro, sino, en
desplazar El Centro:
El filósofo keniano
Ngũgĩ wa Thiong’o en su libro titulado: “Desplazar el centro: La
lucha por las libertades culturales”, apunta a liberar las culturas del
eurocentrismo, de los legados coloniales y del racismo. Según el autor, estas
luchas tienen como objetivo principal la creación de un mundo nuevo que no esté
bajo la dominación de los colonizadores, es decir, la creación de una sociedad
que promueva la igualdad entre todos los habitantes de la sociedad humana. El
mundo está en esta situación por la mala fe de la “supremacía racial” al
considerar a los pueblos no europeos como no humanos, sub humanos para luego, esclavizarlos,
dominarlos, y oprimirlos. Al desplazar a los y las racistas del centro del
poder se va a terminar generando un cambio, pero un cambio en el sentido de
restablecer el equilibrio, no reemplazar el racismo europeo por otro racismo.
El racismo siempre está ahí, latente, pero con la resistencia y la resiliencia,
los oprimidos terminarán generando los cambios que la sociedad humana necesita
para restablecer la paz, la harmonía y la justicia.
El camino de la
desconstrucción requiere escapar del individualismo y volver a vincularnos como
comunidad de iguales, que todos seamos uno para poder reconocernos en nuestra
propia identidad y ser realmente libres. Eso se logra desplazando “El Centro”.
No deberíamos ser ni oprimidos ni opresores, tenemos que ser simplemente humanistas.