Entrevista Nengumbi con Paul Byrne

Buenos Aires, Argentina Diciembre 2009

jueves, 4 de abril de 2013

Celebración del Día los Derechos Humanos de Sudáfrica

Día de los Derechos Humanos, 21 de marzo de 2013 -La Mansión del Four Seasons, Cerrito 1455

Discurso de su Alteza Real Princesa Zenani Mandela
Embajadora de Sudáfrica en Argentina

 
Distinguidos invitados, damas y caballeros,

Hoy se recuerda el 17.o aniversario del Día de los Derechos Humanos en Sudáfrica, un día que ha sido declarado Día Internacional de la Eliminación de la Discriminación Racial, en honor y memoria de los sudafricanos que fueron masacrados en Sharpeville, Sudáfrica, el 21 de marzo de 1960, por manifestarse en contra de la ley de pases que los obligaba a llevar documentos cada vez que ingresaban en áreas reservadas para “europeos”. Tal era la brutalidad del Apartheid: una política que fue declarada crimen contra la humanidad por la Asamblea General de las Naciones Unidas.

Se ha dedicado este día a conmemorar el establecimiento de la Comisión de Derechos Humanos de Sudáfrica (SAHRC, por sus siglas en inglés). El objetivo de SAHRC es promover el respeto por los derechos humanos, promover la protección, el desarrollo y consecución de los derechos humanos, y monitorear y evaluar el cumplimiento de los derechos humanos en Sudáfrica.

Sus Excelencias, damas y caballeros,

Es un gran honor para mí hablarles sobre un asunto que ha ocupado un lugar muy cercano a mi corazón desde que tengo memoria. En toda nuestra historia como seres humanos, nada ha sido tan importante en cada época como los derechos humanos. Es el tema que ocupa páginas y páginas en nuestros libros de historia y que también ha servido de inspiración a nuestros más grandes poetas, cantantes, cuentistas, bailarines, cesteros, y es así como debe ser.

Permítanme decir de entrada que para mí los derechos humanos nunca han sido una noción abstracta, distante. Crecí en un hogar en el que las ideas de justicia, equidad, dignidad y derechos humanos se inscribieron en nosotros desde el momento en que empezamos a hablar. Mi padre y mi madre han dedicado sus vidas a la causa de los derechos humanos, e incluso la escuela secundaria a la que me enviaron fue elegida por su compromiso con la idea de los derechos que pertenecen a cada ser humano.

Nada encuentra mayor eco respecto de mi propio sentido de la dignidad que el Artículo 1 de la Declaración de Derechos Humanos, que dice: “Todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos”. Pero el desafío no reside en expresar los derechos humanos en forma elocuente, sino en la forma en que las personas los experimentan en su vida diaria. Creo que es esto lo que dio origen a las Instituciones del Capítulo 9 de Sudáfrica, que juntas aseguran que el Estado haga todo en su poder para que las personas y los grupos de personas gocen de sus derechos humanos.

Distinguidos invitados,

Me enorgullece el papel que Sudáfrica ha cumplido en liderar el camino con su reconocimiento y celebración de los derechos humanos de todos, sin distinción de raza, nacionalidad, religión, color, orientación sexual o idioma. Cuando redactamos nuestra Constitución, lo hicimos muy a sabiendas del lugar central que ocupa el respeto por los derechos humanos universales para el establecimiento de una democracia constitucional valiosa. La larga lucha por la democracia nos había convencido de que nada excepto la libertad sin condiciones ofrecería la clase de libertad que con tanto esfuerzo habíamos luchado por materializar.

En nuestra búsqueda por ayudar a curar las heridas del país y lograr la reconciliación de su pueblo revelando la verdad acerca de las violaciones de los derechos humanos ocurridas durante el Apartheid, Sudáfrica recurrió a la Comisión de Verdad y Reconciliación (TRC, por sus siglas en inglés). La TRC fue un cuerpo similar a un tribunal que se formó en 1995 en Sudáfrica. Se instruyó a la Comisión pronunciarse respecto de lo que se había hecho, por quién y a quién, por qué y qué iba a hacerse respecto de esos abusos del pasado en nuestro presente más calmo. La experiencia de Sudáfrica resultó única porque el proceso no se ocupaba sólo de otorgar amnistía a los perpetradores de los abusos contra los derechos humanos; también buscaba dar voz a las víctimas y preveía la indemnización y rehabilitación de las víctimas. Subsiguientemente, Sudáfrica asistió a numerosos países africanos a establecer sus propias TRC, sobre la base del entendimiento de que la cura y la construcción de un país no es un hecho solo, sino un proceso continuado.

Como es sabido, tanto Sudáfrica como Argentina padecieron sistemas autoritarios en el pasado reciente, es decir, el sistema delApartheid en Sudáfrica y la dictadura militar en Argentina, en que serias violaciones a los derechos humanos fueron cometidas por parte de ambos regímenes. En ese sentido, los Ministros de Relaciones Exteriores de ambos países, en su reunión mantenida en noviembre de 2012,tomaron nota de algunas exitosas áreas de cooperación entre ambos gobiernos, mientras que también delinearon cuestiones clave que requerían de especial atención para lograr una mayor profundización de la vibrante cooperación en el campo mencionado.

Una de las áreas en las que mi país se propuso marcar una diferencia inmediata fue en abordar los muchos años de inequidad de Género. Si bien la Constitución declaraba la igualdad entre hombres y mujeres, así y todo era importante asegurar que esta igualdad estuviese reflejada en los hechos y no sólo en las palabras. Creo que es esto lo que ha hecho posible que Sudáfrica designara mujeres para algunas de sus instituciones clave, tanto públicas como privadas, incluido el sistema judicial, la comisión electoral y el banco de reservas.

Me gustaría agregar que una de las cosas que considero fue muy importante que hiciera Sudáfrica fue declarar en forma inequívoca que Sudáfrica pertenece a todos los que viven en ella. Esto significa que los refugiados y los que buscan asilo en nuestro país tienen acceso a todo el abanico de derechos de que gozan los ciudadanos sudafricanos. Yo creo que esto refuerza nuestra visión de que los derechos humanos no son divisibles y que si no se dispensan a todos, una sociedad no puede ser completamente libre, justa y democrática.

No hay duda de que construir y profundizar nuestra democracia constitucional sigue siendo un trabajo en curso, pero sí creo que en 19 años, hemos logrado mucho de que enorgullecernos. Permítanme ahora concluir con una nota personal y decir que es una profunda satisfacción ver cómo el resto del mundo se ha convertido en un laboratorio global para experimentar con el maravilloso sueño de una sociedad libre en la que los Derechos Humanos figuran como un ingrediente clave de las sociedades.

¡Muchas gracias!

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